La región del Estrecho de Gibraltar, que sirve de puente entre el Atlántico y el Mediterráneo, se ha consolidado como un eje fundamental en el comercio marítimo internacional. Una vía para optimizar las cadenas de suministro globales al reducir los tiempos de tránsito y, por tanto, los costes logísticos.
Estos últimos años, su valor estratégico se ha visto aumentado por tendencias como el nearshoring y la creciente presencia de navieras que deciden establecer rutas más directas y eficientes a través de este corredor clave.
Un punto estratégico para grandes navieras
Por otro lado, la posición geográfica del Estrecho lo convierte en una zona neurálgica para las rutas marítimas que conectan el Atlántico con el Mediterráneo. Anualmente, cerca de 100.000 embarcaciones transitan por esta vía, transportando más del 10% del comercio marítimo global.
Recientemente, empresas europeas han establecido operaciones en la región, y han reconocido las oportunidades que ofrece el Estrecho para conectar mercados de manera eficiente. Además, la colaboración entre navieras y autoridades portuarias ha sido clave para mejorar la capacidad y flexibilidad en los embarques, una manera de adaptarse a las necesidades de los transportistas y fomentar el crecimiento económico regional.
En este contexto, compañías como SAM Algeciras, una plataforma logística multimodal situada en el puerto de Algeciras, pueden desempeñar un papel fundamental. Más de 120.000 metros cuadrados de instalaciones junto a las principales vías terrestres, férreas y marítimas que conectan Algeciras con el resto de España, Europa y el mundo. Su ubicación estratégica convierte a la compañía en un actor esencial para el crecimiento y consolidación del Estrecho de Gibraltar como un nodo logístico de referencia internacional.
La gran oportunidad del nearshoring
El nearshoring, que implica trasladar operaciones de producción más cerca de los mercados de consumo, ha ganado relevancia para esta ubicación. Empresas multinacionales buscan reducir riesgos en sus cadenas de suministro y mejorar la eficiencia operativa. Marruecos, en particular, se ha beneficiado de esta tendencia y ha atraído inversiones significativas en sectores como la automoción o la industria textil.
Este movimiento ha tenido un impacto directo en el tráfico marítimo del Estrecho de Gibraltar. El puerto de Algeciras, por ejemplo, ha experimentado un aumento en la carga rodada debido al incremento de la producción en Marruecos destinada al mercado europeo. En 2024, el volumen de carga rodada entre Algeciras y Tánger Med se proyecta que ha superado las 500.000 unidades, lo que consolidaría su posición como un enlace clave en el tráfico ro-ro entre Europa y África.
Para afrontar este incremento y prepararse para futuros desafíos, es esencial agilizar procesos aduaneros, digitalizar relaciones comerciales y mejorar infraestructuras clave, como la electrificación de la vía férrea. Medidas que permitirán atender los grandes volúmenes de mercancías que transitan por el Estrecho.